La calma antes de la tempestad

 
Escultura del Palazzo Pitti en Florencia


Calma amigos, aún no he dado a luz. Por el número de mails recibidos me doy cuenta que ha sido una imprudencia dejar el blog sin actualizar durante una semana puesto que esto ha dado lugar a sospechas sobre la llegada de La Heredera, pero no amigos, aún no está entre nosotros. Lo estará pronto, sin duda, nos encontramos a escasas dos semanas del feliz acontecimiento (ya oigo a los pajarillos cantar) así que en cualquier momento es verdad que podéis pasar a ser una segunda prioridad, estoy segura que lo entenderéis.

El motivo del abandono de esta semana, por el que me disculpo, se ha debido a que estoy procurando dejar todo más o menos encauzado (lo cual es imposible), asumiendo que la colección de verano este año saldrá más tarde (bastante más tarde y no me pienso estresar), descubriendo que todos los Zaras tienen una nueva planta llamada Zara Niños (Amancio estás en todo, qué bárbaro) y sobre todo respirando, respirando muy profundamente y practicando la evasión mental ante la práctica extendida entre todo buen hijo de vecino de contarte su parto pormenorizado cuando ven llegar tu barriga 10 segundos antes que el resto de tu cuerpo. Eso sí, sólo si el parto fue trágico. Estoy empezando a rozar la grosería en las contestaciones pero es que no, no me interesa que me cuentes que te rajaron, esto se complicó, aquello salió mal, uy qué dolor, no me anestesiaron bien, mi marido que no llegaba, la matrona que jugaba a la cartas, el techo de la sala que se caía.... ¡¡¡pero bueno basta ya señora!!! Y yo que creía que era práctica habitual desanimar a un emprendedor, un juego de niños comparado con el acoso psicológico al que se somete a una embarazada. 

Una vez más, ni caso, oídos sordos, no sé qué placer extraño encuentra la gente en compartir su agonía pero mejor que den trabajo a los psicólogos de éste país y a ti te dejen en paz. Nos vemos mañana...o no, ¿quién sabe? jeje

Mucho ánimo con la cuesta de Enero y coged fuerzas que llega la tempestad de los miles de desfiles diarios y la avalancha de información que generará el mundo de la moda en las próximas semanas.

Abrazos,
La Condesa calmada.

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