Errores que son primores

En La Condesa lo hacemos todo a mano, en casi todos los casos por elección, por el cuidado de los detalles y por el amor a lo bien hecho, en otras ocasiones porque no queda otro remedio. Éste último es el caso de nuestras etiquetas.

Se me metió entre ceja y ceja, bendita la hora, hacer las etiquetas verticales porque me parecían más originales y porque al principio, cuando no teníamos dinero ni para hacer etiquetas propias, usábamos una cinta de raso en magenta 100% cortada en oblicuo para firmar nuestras prendas.


Pues bien, cuando fui al proveedor de etiquetas, maldita la hora, y le expliqué mi idea me dijo que no era posible con sus máquinas cortar las etiquetas a 45º, a 90º sí, pero a 45º. Yo me lo creí y emperrada con mi idea las encargué y me vine tan contenta para casa. ¿Qué implica esto que os cuento incluso dos años después de haberlas comprado queridos amigos y sin embargo lectores? Que todas, y digo TODAS, las etiquetas de TODAS y cada una de TODAS nuestras chaquetas están cortadas por una mano con pulso de ladrón de panderetas ya que, una vez cortadas, luego hay que quemarlas TODAS una a una para que el raso no desfleque a 45º preciosos grados que simulan la guillotina rosa que acabó con mi antepasada La Condesa en aquel aciago verano del 1789 en Francia.



Pura artesanía. ¿Por elección? No amigos, nadie elige destrozarse la huella del pulgar derecho a conciencia ni pasarse horas haciendo etiquetas mientras el resto de costureras te mira con cara de "anda queee, vaya idea peregrina tuvo la niña". Fue por error de novata emocionada. Y de eso amigos es de lo que vamos a hablar hoy, de los errores que vas a cometer quieras o no quieras, los vas a cometer, en serio, de verdad, que sí, no importa lo preparada que estés, da igual, te la van a dar, te vas a equivocar y más vale que vayas empezando a aceptarlos y perdonarte o el camino se te va a hacer aún más empinado.
Todos los hemos cometido, todos los vamos a seguir comentiendo, pero es verdad que los del principio escuecen especialmente porque no tienes el margen económico como para permitítelo y porque te sientes re-tarada. Pero hey, no importa, en realidad es cuando más aprendes así que no te insultes internamente y ríete de lo parda que has sido.


Para regocijo vuestro aquí van alguno de mis errores más sonados, espero que así sintáis que no estáis solos en este camino del tropezar y levantarse:
  • Como os iba diciendo encargué las etiquetas en un sitio donde no sabían hacerlas como yo quería y que luego descubrí que otros proveedores sí pero lo mejor de todo es que les encargué 5.000. Yo pensé que estaba encargando 5.000 unidades pero resulta que el tipo en su argot hablaba de 5.000...METROS!!! Teniendo en cuenta que cada etiqueta mide unos 12cm amigos nos encontramos con que en el primer año de vida encargué más de 41.600 etiquetas!!! BRAVO. Eso es apostar por tu negocio a futuro, tan a futuro que mis nietos tendrán que seguir chamuscándose el pulgar con las famosas etiquetas que encargó su abuela la lista. MORALEJA: aunque quedes como idiota pregunta mil veces, pide que te manden albarán con presupuesto previo y reconfirma lo que estás pidiendo por escrito, nunca sólo de voz.
  • Para colmo pagué el pedido completo antes de ir a recogerlas y cuando me las entregaron la tinta no había subido lo suficiente como para generar el relieve que yo había pedido, pagué por serigrafía y prácticamente obtuve un resultado de impresión digital. ¿Reclamé? Por supuesto, pero amiga habiendo pagado ya todo pasas a ser la última prioridad. MORALEJA: nunca pagues un pedido completo por adelantado sin tener una muestra exacta de lo que te van a fabricar. Paga la mitad al encargarlo y la mitad cuando estés satisfecha con el resultado final.
  • En uno de nuestros primeros pedido a tiendas fui yo en persona porque le tenía cariño a esa tienda en concreto, tomé nota en la hoja de pedidos y firmamos por la cara de delante. Meses después, a la entrega del pedido, la dueña de la tienda se negó a cumplir con las condiciones de pago del contrato porque venían en la cara de atrás y según ella ni las había visto ni las había firmado, qué genio. Ésto se ha convertido en un clásico en el taller y cuando alguien no ha hecho algo que le tocaba ya siempre decimos "ahhh es que esoo lo pusiste en la cara de detrás". MORALEJA: a reuniones importantes vete siempre acompañada, aunque sea de un amigo, para que haya alguien más de tu bando que sea testigo de lo que se dijo y esté atento a los detalles menores. Y sobre todo que no te de jamás verguenza hablar de dinero, de cuándo me vas a pagar y de "mejor dame tus datos bancarios y yo te paso un giro".
  • A principios de éste año, cuando mejor iba La Condesa, estuvimos a punto de quebrar, la razón, emocionarte y tomar una decisión sin conocer el ritmo natural de la empresa, es decir, cómo es un año de vida completo, qué momentos altos y bajos tiene y cuándo ocurren. Si te vas a embarcar en un proyecto con un partner nuevo, por muy emocionante que sea, necesitas pruebas, datos, listados de a quién conoces, datos de a quién vendes, dónde, cuántas tiendas te vienen a ver; lamentablemente no sirve sólo la emoción, necesitas datos que la respalden a la hora de tomar una decisión. MORALEJA: cuando haya dinero en juego, tu instinto necesita datos que le respanden. Y no temas decir que no y dejar pasar algún que otro tren por muy bien que te caiga, otros vendrán, seguro.

Por ahora ya está bien, no creáis que no sigo engrosando la lista, pero por lo menos he aprendido a tomarlo con filosofía. Por favor, haced lo mismo y ni os rindáis ni os flageléis. Por cierto, ¿algún error sobre el que queráis hacer catársis?

Abrazos mil,
La Condesa prueba y error

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